jueves, abril 24


Me lleva tiempo evocar su rostro. Y conforme vayan pasando los años, más tiempo me llevará. Es triste, pero cierto. Al principio era capaz de recordarla en cinco segundos, luego éstos se convirtieron en diez, en treinta segundos, en un minuto. El tiempo fue alargándose paulatinamente, al igual que las sombras en el crepúsculo. Puede que pronto su rostro desaparezca absorbido por las tinieblas de la noche. Sí, es cierto. Mi memoria se está distanciando del lugar donde estaba mi yo de entonces. Sólo el paisaje, aquella imagen del prado en octubre, vuelve una y otra vez a mi mente como la escena simbólica de una película. Aquel paisaje sigue sacudiendo mi cabeza. << ¡Vamos! ¡Arriba! ¡Aún estoy aquí! ¡Arriba! Levántate y comprende! ¿Cuál es la razón de que todavía esté aquí? >> No siento dolor. Únicamente el sonido hueco que acompaña cada patada. Pero también este eco se apagará algún día. Como se ha ido borrando, inexorablemente, lo demás.
(...) Lo cierto es que mi memoria se ha ido alejando de aquel prado y son muchas las cosas que he olvidado. Al escribir así, persiguiendo mis recuerdos, a menudo me asalta una inseguridad terrible. ¿No estaré olvidando la parte más importante? ¿Acaso no existe en mi cuerpo una especie de limbo de la memoria donde todos los recuerdos cruciales van acumulándose y convirtiéndose en lodo?
Esto es cuanto puedo conseguir por ahora: asir con fuerza dentro de mi pecho unos recuerdos incompletos que ya han palidecido y siguen palideciendo a cada instante que pasa, y escribir estas líneas con la desesperación de un hombre que va chupándose la médula de los huesos. Ésta es la única forma de mantener la promesa que le hice a Naoko.
(...) Y cuanto más ha ido palideciendo el recuerdo de Naoko, más capaz he sido de comprenderla. Ahora sé porque me pidió que no la olvidara. Por supuesto, ella intuía que mi memoria la borraría algún día. Por eso me lo pidió. << ¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado? >>.
Este pensamiento me llena de una tristeza insoportable.
llllll
lllll
Extracto de Tokio Blues
Haruki Murakami

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